En Goinsitu somos unos auténticos amantes del vino, sobre todo del que se realiza con el mayor mimo y cuidado posible. Por ello hace unos días os hablábamos sobre cómo realizar una cata de vino paso a paso. Y hoy vamos a continuar por este camino hablando sobre una parte importante pero en la que muchas personas no reparan demasiado: los barriles. Existen de muchísimos tipos de madera diferentes y no todos son iguales. De hecho, en algunos casos es un factor que otorga al vino características únicas.

¿Cómo es la madera que se utiliza para las barricas de vino?

La utilización de barriles lleva muchísimo tiempo ligada a la producción del vino. Son muchos los expertos que sitúan sus orígenes en la antigua roma, ya que fue entonces cuando se descubrió que su transporte resultaba más fácil en madera que en las ánforas. Y desde entonces comenzó a utilizarse como un sistema de transporte en el que realizar también la fermentación y maduración del producto.

Pero no todas las maderas son iguales. Una de las más extendidas y la favorita para la mayoría de los enólogos es la de roble, debido a su porosidad única. Pero si hablamos de robles podemos encontrar más de 200 especies diferentes entre ellas. Normalmente se busca que la madera de estas barricas o toneles sea porosa, lo que permite una mayor entrada de aire pero a la vez es impermeable.

Cada vino suele requerir un tipo de madera diferente, al igual que sucede con otras bebidas alcohólicas como el aguardiente o el cognac, entre muchas otras también criadas en barricas. Normalmente se tienen en cuenta, además de su porosidad, otros aspectos como la maleabilidad, la resistencia y el aporte que puedan realizar a nivel aromático. Puedes conocer más sobre las barricas, los vinos y toda su elaboración con una de las experiencias de enoturismo de Goinsitu.

Roble francés

Este tipo de madera es muy blando, más que otros tipos como el americano. Con ella la oxigenación del vino se realiza de forma más lenta y consigue sabores más delicados y suaves. Para que la madera de roble francés sea óptima, el crecimiento del árbol debe ser pausado, lo que ofrecerá un grano más fino y, por tanto, mejor para el vino.

Roble americano

El roble americano ofrece una madera muy resistente, de gran dureza y permeable. Esto hace que el vino obtenga toques bastante más potentes y de una forma mucho más rápida que con otros tipos de barricas. Por norma general no trasfiere demasiados taninos y aporta aromas a café o cacao, entre otros.

Roble español

Si miramos hacia la madera española, el roble suele ser bastante similar al que encontramos en Francia. Suele utilizarse sobre todo para los vinos de tipo tinto, ya que se considera que es una madera con un gran potencial enológico y que agrega matices ahumados e incluso de vainilla.

Cerezo

El cerezo ofrece dos tipos de barricas por norma general y sirven tanto para vinos blancos como para tintos. Si cuentan con un nivel medio de tostado, los matices que agrega son más intensos a cerezas y ciruelas.

Acacia

Al igual que sucede con la madera de cerezo, existen dos variedades en función del grado de tostado que tengan. La que no está tostada es recomendable para vinos blancos, ya que transmite notas muy frescas. Mientras que si está tostada su uso también puede ser para conservar vinos tintos.

Si te ha entrado más curiosidad acerca de este maravilloso mundo, en GoInsitu contamos con varias experiencias de enoturismo.